Merece la pena reseñar la gran anécdota de aquel día, aunque no fue la única:No habíamos empezado todavía a cenar cuando iba perdiendo el Barça 0 – 1 y se nos incorporó Guillermo,…que estaba viendo el partido en el Club Náutico…, cabizbajo por el resultado de la primera parte pero con una mezcla de sorpresa al vernos seguir la retrasmisión en su velero….Es momento de aclarar que Guillermo es hincha del Barça y los unos eramos del Madrid y otros ni siquiera nos gusta el futbol.
Comenzada la segunda parte el Arsenal tenía controlado el partido y parecía que pudiera dar la puntilla al Barcelona en cualquier momento… Guillermo, que veía imposible remontar el partido, en un ataque de impotencia y casi desesperación….como si él pudiera hacer algo…nos dijo: “si gana el Barça, os regalo un fin de semana”, momento en que todos nosotros nos hicimos hinchas del Barcelona a más no poder.
Con el gol de Eto´o todos saltamos de alegría,….cada uno por distintos motivos…, pero la alegría a Guillermo le duró 5 segundos, lo que tardó en darse cuenta que se estaba jugando un fin de semana en velero,…..le faltó tiempo para recalcar que era solo si ganaba.
Y con el gol de Belletti todos estallamos de júbilo,…aunque, si bien, contenido hasta el final por lo que pudiera pasar.
Eufóricos por el momento, Guillermo por la segunda Champions League del Barcelona y nosotros porque nos habíamos llevado, por la patilla, un fin de semana en velero gratis, a las 23:00 decidimos volver a poner rumbo a Tabarca para pasar allí la noche.
Lo que parecía una tranquila travesía nocturna de vuelta a Tabarca se convirtió una experiencia a relatar, cuando en un abrir y cerrar de ojos y escasa distancia a Tabarca, una espesa niebla nos envolvió por completo impidiendonos ver más allá de 10 metros a la redonda.
Aunque teníamos GPS y plotter con la cartografía de Tabarca, de nada nos servía a escasos metros del puerto de Tabarca con tan poca visibilidad y ninguna referencia,…ni siquiera se veían las luces de puerto o balizas,….y eso que el GPS nos indicaba que estábamos encima.
Aunque, nuestro patrón, intentaba transmitirnos tranquilidad y seguridad, se notaba que no tenía todo controlado. En un primer momento, cogimos la linterna que estaba en el velero y dos nos dirigimos bien agarrados a los guardamancebos y a las barandillas que recorren el velero. Tuvimos que hacerlo con mucho cuidado ya que la cubierta estaba totalmente empapada por la condensación del agua de la niebla y a nadie nos apetecía practicar maniobras de hombre al agua en esas circunstancias. Una vez en proa y en todo momento agitando la linterna porque hacía mal contacto, desistimos de intentar localizar alguna referencia con la linterna porque la luz se reflejaba en la niebla dificultando aun más la visibilidad, así que el patrón nos dijo que volviéramos a la bañera y bajó las revoluciones del motor a la mínima expresión. Quién lo diría, pero en ese momento a todos se nos había olvidado por completo la victoria del Barça.
A los pocos minutos de volver a la bañera, igual de rápido que nos cubrió la niebla por completo se desvaneció y de repente se vieron las luces de puerto e incluso las farolas de la isla de Tabarca.
Tras esta tarde-noche repleta de emociones, y después de amarrarnos a puerto, caímos todos rendidos en nuestros camarotes. Recorrimos 11 millas náuticas.